"No matter how it ends, no matter how it starts..." Thom Yorke, Radiohead
El sueño se cumplió. Quince años pasaron para que la leyenda británica pisara México y dejara una huella imborrable a su paso.
Y es que ahora son cinco, no siete colores los del arcoiris y tienen nombre: Thom Yorke, Jonny y Colin Greenwood, Ed Obrien y Phil Sellway.
Catalogada como la mejor banda del mundo, Radiohead no vino a comprobar nada, vino para compartir su evolución musical y para aumentar nuestro nivel de melomanía.
Sin duda, era el concierto más esperado de la década. El concierto que duró 4 meses desde la venta de los boletos el 19 de noviembre, uno de los días más felices para muchos.
Y es que In Rainbows (07), su último disco, se presume como un parteaguas no sólo en su carrera sino también para la industria musical, al lanzar su distribución vía internet, sin un precio establecido.
Campamentos improvisados y estafetas entre amigos para guardar lugares en la fila de espera para ingresar al concierto fue algo del preámbulo.
El telonero de la gira fue Kraftwerk, una agrupación alemana que demostró lo suyo con la electrónica.
Por fin eran las 9 y media de la noche y el Foro Sol quedó en penumbras. Un imponente escenario con más de 70 tubos led iluminaron de multicolor cada rincón del recinto. Y ahí estaban, uno a uno salieron al escenario vestidos de manera casual pero en boga, todos en boga.
Los alaridos, más que gritos, ensordecieron a más de uno, le pusieron la piel de gallina y hasta temblores en las piernas les provocaron.
Más de 50 mil personas estaban frente a Radiohead, la leyenda que nació en Oxford y que aún tiene mucho por dar. El sueño se convirtió en realidad con los primeros acordes de 15 steps, la canción que abrió y que paradójicamente coincide con el número de años de esa tan larga ausencia en el país.
Le siguieron joyas como "There there", "The National Anthem", "All I need", "Kid A", y una de las sorpresas de la noche: "Karma Police".
Todo era perfecto. Una magna comunidad amante de la música alternativa en un gran recinto como el Foro Sol, una cerveza bien helada de 70 pesos, la pareja, los amigos, el clima 'Radiohead' y las ansias de conocer al quinteto inglés.
Ya con los ánimos bien exaltados, "Nude", "Weird fishes", "The gloaming", "Talk Show Host", la melancólica "Videotape" y "You and whose army" fueron las siguientes 'monedas de oro' que enriquecieron la experiencia.
La recta final del primera parte del concierto estuvo conformada por "Jigsaw falling into place", "Idioteque", "Idioteque", "Climbing up the walls" y una fallida "Exit music", en la que se reventó una cuerda a la inseparable de Yorke. Empezaron nuevamente la canción y una falla en la entrada provocó la desesperación del líder que prometió tocarla después, cosa que no sucedió.
Después de la primera retirada regresaron con "How to Disappear Completely", "Paranoid Android", "Dollars and Cents", "The Bends y "Everything in Its Right Place".
El éxtasis total...
Aunque nadie sabía la sorpresa que los británicos preparaban.
Las tres últimas fueron "Like spinning plates", "Reckoner" y ..."Creep", que causó desconcierto entre el público dividiendo las opiniones sobre su ejecución.
¿Acaso la banda se reconcilió ya con la 'cruz' que debían cargar? ¿Acaso creen que otra canción no hubiera sido mejor? ¿Quisieron recordar viejos tiempos? ¿O nos subestimaron? Sólo ellos lo saben...
La maestría para interpretar quedó tatuada en el corazón de sus fans y aún después de tiempo, las melodiosas y alternativas notas seguirán resonando en los oídos de todos los que asisitieron al recital.
El punto es que México reconoció el talento de la Mejor Banda del Mundo. Ellos lo hicieron también al brindarse al 1000% a un público que nunca los olvidó y siempre los deseó.
Ahora...120 mil personas pueden colgarse la medalla que se encontraba al final del arcoiris, ese arcoiris llamado Radiohead que renace multicolor y como una gran esperanza en medio de un panorama nublado, muy nublado.
